el tiempo se deshizo en mis manos
Y cuanto más cerraba el puño más deprisa
escurría
en polvo.
polvo
entregado al torrente de polvo
por valles del pliegue y
dejando atrás acaso
sólo polvo.
Sí, quedaron
sedimentos, por un tiempo
coágulos
entre las vetas que acabaron
convirtiéndose sin remedio.
y en un punto que no recuerdo,
por imposible,
fuera de lo cierto, realidad o sueño,
cascadas de polvo,
peinando el abismo.
cuando abrí la mano
me di cuenta:
agarraba sólo un puño vacío.
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