baja, como baja la
niebla densa por el valle,
una realidad que mientras
sube el párpado llama a abrir ventanas y absorbe
el aire cansado de la
noche a tropiezos con mi aliento, como una ventosa.
y como un pulpo la
ciudad lanza sus brazos
en una maquinaria
plegaria maquinada orquestada por todo su cuerpo
luz, cristal, cantos de
metal, ventanas como la mía.
cabeza abajo, la boca que
en el suelo enseña el diente
y advierte al pie,
a pie de calle; un
colmillo sólo solo basta (para cazar un grito),
y la sensación de venir
a prostituir el silencio.
sin embargo
cala el afuera, como cala
la niebla en las hojas y el pelo,
rorando la nostalgia de
yo polvo fugitivo
de cuando las pieles
del tiempo mudaron de piel
y proceden
en la urdimbre
del desprendimiento
a rehacer el mapa de
una historia
en un mapa de
carreteras para que los ácaros...
sin embargo
me remuevo sin
embargo, como se remueve la niebla
a las puertas del
cementerio,
al pasar página,
y un salto de la
palabra al abismo,
el negro de fondo, y su
sombra
que es el valle de la
mía.
y arriba, amarrada a
las azoteas, la luna
extiende sus dominios
como la araña su tela,
y atrapa a las
luciérnagas que ya no ves en el jardín,
y tutela cada sacudida
invisible de luz en estampida escapada,
pero ella, impasible
orgullosa en sus
cicatrices, como un mobi-dick
a los que tantos
capitán ahab...
puede volverse biliosa
como acero recorriendo el hígado,
-cuando me odia-
aplasta océanos y
oprime el pecho de estrellas de mar, tantas y más.
y sin embargo cuando
se vida,
me vida sin embargo,
y aunque tarde en subir
sus escaleras lo que tarda el alma en humillarse,
me entrego a los
arenales de la viuda de plata;
y cuando se encoge, el
hueso recoge la carga de la huida.
tan es así que me
estanco
en pájaro anclado al
aire, bandera desventada,
por la inercia paralizante
que da cuenta
de la enfermedad que me
persigue,
como persigue la niebla
el punto ciego,
donde recogerme al
sueño y la locura,
la esperanza y más, y
tanto.
sin embargo pienso en sanar,
y si sano ¿qué hay del
lamento de huérfanos, madres y viudas
de los fantasmas que
riegan mi conciencia?
y aunque no
diga de la emergencia entre tú y yo,
sino de las horas
arrastrándome al cauce de lo cotidiano,
vociferando,
sin embargo, de vez en
cuando,
te siento llenando
un susurro en el
bolsillo,
con el que olvido las
dos monedas
que son dos lentes
empeñando mi horizonte,
y así baje, como baja
la niebla por el valle,
el párpado, exclusivamente
por la ley de la
gravedad
u otra mano extraña.
¿te queda algo sin
embargar?
-corregido de e-ratas por obra y gracia de julio castelló-
_____________a elvira daudet, que vino e insistió_____________
-corregido de e-ratas por obra y gracia de julio castelló-
_____________a elvira daudet, que vino e insistió_____________