hoy al borde de hoy



hoy en el rincón de lo nimio, la superficie atildada del parásito que mezcla su sangre con el resto, los segundos que percuten como horas y el refugio de whisky y tabaco que no colman ni el instante, un rumor de perdición, una constante entre muros, quebranto en lo resquebrajado, un estanque con agua estancada y enfangada que croa sus miserias mientras el anzuelo resigna migajas de pan bajo el agua turbia y quieta por si las carpas, los peces de barro que saben a barro y se digieren como barro, cerca de adán y demás, cerca de la quietud sedante de la monotonía que no hace la pena de llorar, por desahucio o abandono del agua y sal seca, sal polvo, sal ventisca que ensucia pero no golpea, sal lenta, torpe sal que acumula su cansancio y no recuerda ya mares ni sazona ni escuece, hoy julio romo, calor de sala de espera, denso y pesado hoy, hierático, mudo en su sordera, ciego al tacto, hoy sofoco, aire que araña, vencido, hoy derrota, tumba olvidada, carné caducado, cartera en objetos perdidos de estación de paso que ni el tiempo se molesta en perder, granero reventado por la fatiga de los bueyes, qué va a saber de los tractores de hoy, asfalto de maleza y garriga en una vía muerta al borde de la autopista en cuyas cunetas no se dan las flores de muerto, porque ya ni los muertos, hoy hastío el de hoy, calla la calle, callan ventanas que pasan de largo, la ciudad en un pitido de oídos, que ni los coches, ni el bramido de la gente que anda como si al cementerio, ni las primeras luces de la noche, ni las últimas travesuras del sol de todos los días porque hoy no es día de juego, es hoy, y el sol no juega, se abandona por detrás como el abandono se echa encima a compás de su irritable letanía, pero que no irrita porque hoy trompeta agrietada, cuerda destensada, opaco tambor el de hoy, deriva sin viento, cartel de anuncio en la pared de alguna obra de hace lo menos... y si alzas la mirada e imaginas la carga de estas palabras amontonadas como coches de desguace apilados en una inestabilidad que puede durar vidas sin moverse sobre las que te escribo, qué farsa marea la de hoy, que aún cree probable que hoy me leas.


3 comentarios:

Manuel Marcos dijo...

Denso y profundo como este aire seco sin norte, pero transparente a la herida unánime que nos envuelve. Excelente, Kynicos.

Salud

Pluma Roja dijo...

Íntimo y profundo texto, denso también acompañado de esos calores salitres.

¡¡¡Felicitaciones!!!

Saludos.

Abraham dijo...

No sabe.